El domingo 15 de mayo, respondiendo a un llamamiento espontáneo a través de la red, alrededor de un millar de personas nos reunimos en Oviedo para formar una manifestación. Fui con timidez y dudad. No conocía a nadie y, excepto alguna de repudio contra el terrorismo y concentraciones universitarias, no había frecuentado nunca manifestaciones.
Al día siguiente nos llegó la noticia de que el pequeño grupo que al final de la manifestación paralela había decidido pasar la noche en la Plaza del Sol de Madrid había sido expulsada por la policía. Así pues, el martes 17 de mayo, a las 8, se convocó una sentada de protesta en la plaza de La Escandalera de Oviedo. La plaza de La Escandalera es el centro geográfico y social de Oviedo. Alrededor de ella se disponen espacios tan emblemáticos como el Teatro Campoamor, la calle Uría, el Parque San Francisco, la Junta General del Principado o la Caja de Ahorros de Asturias (actualmente Cajastur). Debe su nombre a la gran manifestación ciudadana que, a principios del siglo XX, protestó contra los retrasos del ferrocarril hacia la meseta.
Al principio éramos pequeños grupos diseminados de gente. Poco a poco fueron llegando ya y en menos de una hora ya éramos en torno a unas 125 personas. Ahí ya comenzamos la primera asamblea. Cuando llegó la noche, una decena se ofrecieron voluntarios para quedarse a dormir. Se repartieron tareas, empezamos a ir a las casas para buscar alimento, luz, mantas... A la 1, ya había una asamblea de 30 personas. Comenzaba el primer día.
La Asamblea de ayer sábado 21 fue una muestra de la madurez que este movimiento va poco a poco adquiriendo, y La Escandalera se está convirtiendo en una Escuela de Democracia Real. Y no es fácil, porque no hay antecedentes de una experiencia como ésta, impulsada por personas comunes, y no por partidos políticos, sindicatos u otros agentes a quienes esta marea democrática está dejando en evidencia. La Asamblea aprende poco a poco a autogestionarse, a organizar su orden del día, a distribuir los turnos de palabra, a formar los consensos. Es capaz incluso de superar con éxito momentos tensos como el ocurrido tras la intervención de Jairo y su compañera, de sobreponerse a las dudas y al desánimo. Y sus miembros aprendemos a intervenir con claridad y concisión (y algunos incluso hasta con gracia), a escuchar, a respetar las opiniones diversas (aunque ayer había un consenso bastante general), a valorar la importancia de la espontaneidad y la empatía.
ResponderEliminarAlguien dijo el jueves que estamos creando nuevas formas de relacionarnos, de comunicarnos y de compartir experiencias y proyectos. Justo a las 24:00, al final de la Jornada de Reflexión, una estudiante de 16 años llamada Paula tomó el micrófono para demostrar que, en contra de lo que algunos pretendan hacernos creer, muchos jóvenes allí reunidos pasan del botellón, pero no de la Política.
Creo que la acampada debería continuar para consolidar la Plaza como espacio simbólico ganado por los ciudadanos libres para la reflexión y el debate. Y convocar asambleas para ir definiendo estategias, modelo de organización y objetivos, configurando una red con el resto de acampadas en España y el Mundo. Sin agobios ni urgencias, porque después de todo este movimiento está dando sus primeros pasos, no tiene antecedentes y necesitaremos algún tiempo para darle forma y consolidarlo. Una tarea apasionante.
Nos vemos en la Plaza.
Estoy totalmente de acuerdo con Manuel Carrero. Ayer estuve por primera vez en la plaza después de seguir con admiración, gratitud y respeto lo que iba ocurriendo estos dias en Sol y en otros lugares. No sé dónde se mete la gente ni por qué mucha ni se ha enterado de todo esto. Pero por eso precisamente hay que seguir, porque la fuerza de la gente llama a más gente y la energía que emanamos todos juntos no hay desesperanza que la hunda. Queda mucho por hacer, pero no se podrá hacer si no seguimos.
ResponderEliminarGracias.
Nos vemos en la plaza.